‘Educar sin estrés’: la conferencia de Fernando Alberca para las madres y padres de los colegios de Fomento, organizada por FEPACE

El ciclo de conferencias La familia, tu mejor empresa, organizado por FEPACE, culminó ayer con la sesión de Fernando Alberca: ‘Educar sin estrés’, dirigida a las madres y padres de los colegios de Fomento.

Fernando Alberca es autor, profesor y comunicador. Es también Fomento Alumni del colegio Ahlzahir de Córdoba. Ha escrito más de 20 libros, entre los que se cuentan numerosos best sellers como Todos los niños pueden ser Einstein. En enero presentó Educar sin estrés y, en las próximas semanas, verá la luz su último libro: El niño que venció a brujas y dragones.

El autor comenzó haciendo alusión a las dificultades que los padres actuales afrontamos a la hora de educar. “Es como si estuviéramos educando en la playa; no hay un escenario que nos apoye, todo nos puede distraer, pero nuestra gran obra continúa”.

Nuestros hijos necesitan tierra firme

Dice el experto que nuestros hijos necesitan una tierra firme y más que nunca. Y no podemos esperar que se la dé la sociedad, ni la cultura.

La forma de dar esa tierra firme es que nos propongamos poner en el centro de nuestra casa el marido a su mujer, y la mujer a su marido. Los hijos copian la jerarquía de valores que ven en la práctica.

La clave es ser familiares

Tiene que haber tradiciones, creencias, costumbres, principios, refranes.

Tenemos que transmitirles lo mejor que nos han transmitido nuestros padres y nuestros abuelos, porque se interpreta como ‘lo que permanece’.  Ej: la costumbre de los viernes peli y pizza, el menú de todas las Navidades…

La casa es un refugio

Debemos mostrar a nuestros hijos que la casa es el lugar donde uno se siente seguro. Donde uno es libre, donde hay orgullo de familia, donde uno usa su libertad y-aunque se equivoque- queda bien. De este modo, tendrán defensas ante lobbys de todo tipo (culturales, comerciales…etc.). Tendrán convicciones firmes para hacer frente a todo lo que les llega.

Familias imperfectas

Asegurar que nuestros hijos ven nuestras imperfecciones. Esto pasa por pedir perdón, lamentar de verdad no ser mejores; y aprender a llevar bien las contrariedades.

Toleramos no controlar la voluntad de otros, entre otras, las de los propios hijos. Llevamos bien que nos contradigan, que no quieran hacer las cosas. Aceptar su libertad: “yo te digo lo que tienes que hacer y tú eres libre de poder hacerlo”. En definitiva: “No todo tiene que estar perfecto para ser felices”.

Enseñar a nuestros hijos a no brillar

Dice el experto que “lo importante no es el prestigio profesional, sino el bien que se hace con el trabajo.

Estar a gusto con la realidad, con independencia de cómo sea. No tenemos que adaptarnos. “Es muy sano no adaptarse a una sociedad enferma”, aunque lo soportamos bien, lo llevamos bien, con convivencia. “Ir contracorriente cuando lo demás va tan rápido, es buena señal”.

No podemos seguir preparando alumnos (los que somos docentes) ni hijos (los que somos padres) para el brillo profesional. El prestigio profesional no puede ser el objetivo final, sino el bien generado con la profesión.

No analizar demasiado las cosas

Cuando analizamos demasiado, parcelamos las cosas; y eso nos impide tener la perspectiva para considerar la unidad, el todo y tomar la decisión acertada para resolver la situación. “Necesitamos más madres y más padres con defectos que quieran a sus hijos con defectos; sin estresarse por ello”.

En este sentido, el mero ejemplo de los padres ya es suficiente para enseñar muchas cosas, sin necesidad de analizarlas, ni explicarlas. Dice Fernando Alberca: “Ir a la unidad. La educación es tan importante, que tenemos que descomplicarnos, tenemos que ir a lo gordo”.

Educar sin estrés

El estrés es lo que surge cuando pretendemos hacer dos cosas a la vez y tenemos la impotencia de que una no se puede hacer. Para evitarlo, tenemos que aprender a sufrir y a ser felices al mismo tiempo.

Hay que querer la realidad, y querer en la realidad”: Demostrar a nuestro marido, a nuestra mujer, a nuestros hijos que los queremos, con independencia de su realidad, de su rendimiento académico, de sus logros o fracasos. “Los queremos porque son personas únicas, que se han puesto en nuestras manos; y nuestras manos son las más amorosas para amarlos ya, tal como son ahora”.

Poner cara a la felicidad

Aprender a ser felices cuantas más dificultades haya. Ser, para ellos, la cara de la felicidad. Para eso tenemos que apoyarnos en las personas que más nos quieren. “Y ser dóciles a nuestra mujer, a nuestro marido”. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a ser dóciles a quienes más les quieren y más lo han demostrado: a sus padres, en primer lugar. Enseñarles que, cuando les mandamos, lo hacemos por su bien. “Observarles mejor, con más cariño, incluso cuando nos está armando un pollo y pensar: ¡qué personalidad! ¡Este puede nadar contracorriente! ¡Este puede ser feliz!”

La buena intención

No pedir a los hijos hacer mucho, ni hacerlo bien; sino hacerlo con buena intención. “No tienen que acertar. Sólo tienen que rectificar la intención cuando se equivoquen y, cuando se está a tiempo, buscar una buena intención”. El prestigio no es el objetivo.

Escucharles sin riesgo

Nuestro hijo imperfecto queda bien ante nosotros. Tal y como es, con su libertad y su voluntad, más importantes que su acierto. “Ellos agrandan la familia; sin ellos sería muchísimo peor”.

Transmitirles que no podemos solucionar sus problemas

Si les resolvemos los problemas, los queremos menos y les hacemos más inmaduros. Enseñarles grandes ideas: cómo empezar y también para qué empezar. Y enseñar a amar a todos sin recibir nada a cambio.

  1. Perdonar mucho delante de los niños.
  2. Escuchar mucho delante de los niños.
  3. Excusar mucho delante de los niños.
  4. Tolerar la imperfección delante de los niños, para que ellos aprendan también a tolerar su imperfección.

Recomendaciones para sacar al niño del cuarto

Ante la pregunta de una madre ‘¿Cómo saco a mi hijo de su cuarto?’ Fernando Alberca listó, con mucho sentido del humor, las siguientes recomendaciones.

  1. Esperarle fuera del cuarto y que-cuando salga- quede bien.
  2. Proponerle series, películas, juegos para hacer todos juntos.
  3. Darle libertad para no salir del cuarto. Seguir esperándolo cuando sigue refugiado.
  4. Exigirle que salga para comer, cenar y otros horarios obligatorios.
  5. Reconocerle lo que haga bien fuera del cuarto.
  6. Agradecerle lo que se disfruta con él en el salón con todos.
  7. Alabarle cada compromiso y gesto que tenga con alguien.

Eslóganes para educar sin estrés

El experto terminó la sesión con unas frases resumen, recogidas de su experiencia con niños.

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Y concluyó: “Si somos esos astutos padres que damos tierra firme a nuestros hijos cuando están impulsivos, inmediatos; pero nosotros mantenemos la esperanza, la confianza y soportamos, y queremos más su realidad, siempre venceremos. Eso son los padres del S.XXI que harán felices a los niños de una generación”.

Introdujo la sesión Carlos Chouciño, presidente de FEPACE (Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Fomento) y agradeció el enorme seguimiento de estas conferencias, que han permitido continuar con la formación de padres, a pesar de las circunstancias actuales, a través del medio online.

Con esta sesión termina el ciclo de conferencias organizado por FEPACE La familia: tu mejor empresa, que comenzó en el mes de febrero con la conferencia: Sonriendo bajo la crisis’, a cargo de Leopoldo Abadía.  Ha contado también con la sesiónLecciones de una pandemia’, a cargo del Mago More; y con Victor Küppers y su conferencia ‘Ser positivos para no salir tarados de ésta’.

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