Este lunes 8 de abril, el profesorado del colegio de Fomento Montealto ha participado en un coloquio con Isabel Rojas Estapé. A lo largo de su intervención, la psicóloga ha mostrado cómo es posible afrontar las dificultades con optimismo y los beneficios que genera esta actitud en nosotros mismos y en los demás.
La clave para educar en positivo: dejar de sobrevivir para vivir
Para poder educar en positivo, es necesario conocerse muy bien y saber cómo reaccionamos ante las diversas situaciones. Como ha explicado Isabel Rojas: “la diferencia está en cómo afrontamos lo que nos pasa”.
Ante el estrés y el cansancio, el cerebro juega un papel muy importante porque entra en juego el cortisol. Se trata de una hormona que, sostenida en el tiempo, produce un bajón en el estado de ánimo. El cortisol desdibuja nuestra forma de pensar, sentir y percibir. De alguna manera, la corteza prefrontal se satura y nos dificulta empatizar con los demás.
Isabel Rojas ha animado al equipo docente del colegio Montealto a “vivir y no sobrevivir”. Es decir, evitar llegar a todo y con perfección; bajar el ritmo cuando sea necesario. No solo con nosotros mismos, también con los demás. La ponente ha planteado: “¿qué me recupera?”. Y ha explicado los beneficios que generan ciertas actividades en nuestra salud física y mental: pasear, leer, cuidar las amistades… En detrimento de otras que solo suponen una vía de escape momentánea, como las pantallas y las redes sociales.
Agrandar el corazón: conectar con las cosas, conectar con los demás
En cierta medida, estar en contínua acción nos impide conectar con la realidad, llegar a los demás. Isabel Rojas ha recordado el gran potencial de la labor educativa de los profesores y de las familias: “Es necesario reactivar el sentido vocacional porque se llega más lejos”. Consiste en recuperar, cada día, la pasión por lo que hacemos porque tiene un efecto multiplicador.
En una sociedad hiperconectada, la soledad se hace más patente; así como la urgencia de cuidar las relaciones interpersonales. Empatizar con los demás, ha incidido Isabel Rojas, es una cuestión de actitud y de atención. En palabras de la ponente: “Se trata de tener una buena predisposición ante las personas y las cosas para descubrir lo bueno, lo positivo”. Es decir, nuestra conducta depende de dónde ponemos el foco de atención; de a qué le damos importancia.
En definitiva, la inteligencia emocional es ser esa persona vitamina que ve la vida con optimismo, como un regalo. Es esa persona con la que uno se siente bien porque es capaz de percibir y acoger a los demás tal y como son.