El Colegio de Fomento Peñalba se ha alzado como ganador en la V edición de las olimpiadas de religión Relicat Games. Más de 450 alumnos de 35 colegios e institutos de la capital y la provincia de Valladolid compitieron inicialmente de forma individual y en la fase final por equipos.
Iñigo, alumno de Peñalba, gana la fase individual inicial
La competición comenzó con una fase inicial individual, donde los alumnos de diversos centros educativos se enfrentaron en pruebas de preguntas tipo test. Esta etapa no solo demostró el compromiso y el dominio del conocimiento religioso por parte de los participantes, sino que también sirvió como un escenario para la selección de los equipos que avanzaron a la fase final grupal.
Iñigo Ortiz de Lanzagorta, alumno de 4º de ESO fue el encargado de competir en esta primera fase individual en la que, tras alzarse con la victoria, clasificó al Colegio Peñalba para la fase grupal final del concurso.
Primer puesto de la categoría de 3º y 4º de ESO para Peñalba
Tras una intensa fase inicial, los equipos clasificados se reunieron para la etapa decisiva. En un ambiente cargado de emoción, los equipos demostraron su habilidad en la resolución de desafiantes preguntas relacionadas con la religión. Estas pruebas fueron de diferentes tipos, como Tabú, mímica, encontrar citas en la Biblia o responder preguntas lo más rápido posible.
Finalmente, el Colegio de Fomento Peñalba se proclamó campeón de la categoría C (3º- 4º ESO), destacando por su conocimiento, trabajo en equipo y determinación.
Los Relicat Games no sólo ofrecen una plataforma para el intercambio de ideas y el aprendizaje, sino que también fomentan el compañerismo y la colaboración entre los estudiantes de diferentes instituciones educativas.
Valores y principios educativos de Fomento
La victoria en estas olimpiadas de Religión refleja el talento y el esfuerzo de los alumnos. La visión cristiana de la persona y la sociedad inspira las actividades de los Colegios de Fomento. Nuestra acción educadora se fundamenta en el principio de la dignidad de la persona característico del espíritu cristiano. Educamos personas para que sean hombres y mujeres coherentes con sus convicciones, que hacen suyas las necesidades y preocupaciones de los demás.