Ángela Viciosa Villa es antigua alumna del colegio Pinoalbar en Valladolid. Actualmente estudia Enfermería y siempre se ha distinguido en el colegio por ser una persona pendiente de los demás. Tiene una gran capacidad de esfuerzo y superación, y sin ninguna queja. Discreta, servicial y con una gran sonrisa en la cara.
Siempre ha compaginado sus estudios con su entrenamiento, que para ella era muy importante. Su paso por el colegio Pinoalbar ha sido un aprendizaje para todos de superación, esfuerzo y fortaleza, combinado con un desinteresado servicio a los demás.
Desciendes de una familia de atletas, de hecho, tu padre es olímpico. ¿Qué significa el atletismo en vuestra casa?
Diría que el atletismo en nuestra casa lo es todo, al fin y al cabo, es algo que compartimos y nos une, aunque algunas veces puede haber piques, comparando marcas, puestos… siempre intentamos no hacerlo y que cada uno lleve su propio ritmo. Al final tenemos a nuestro padre, atleta olímpico, por lo que el listón está muy alto, pero no es para nada una presión, sino todo lo contrario: un modelo a seguir, en el que nos podemos apoyar y pedir consejo.
En nuestra casa nunca se ha usado como castigo no ir a entrenar una tarde, porque el atletismo es nuestro estilo de vida, donde nos despejamos, disfrutamos y nos ayuda a organizarnos, no solo con los estudios; sino también en el día a día. Nunca nos saltamos
¿Qué te gustaría conseguir como deportista?
Aunque como he dicho antes, el listón está muy alto, me gustaría llegar en algún momento a lograr lo que hizo mi padre. Unas olimpiadas es el sueño de cualquier deportista, y aunque aún me queda mucho trabajo por delante, lucho en cada entreno e intento disfrutar del momento y de las oportunidades que me da este deporte en estas categorías inferiores.
¿Cuál es tu meta en la vida?
A nivel deportivo, saber que estoy donde quiero estar, que lo he dado todo y he puesto los medios necesarios para lograr mi objetivo, si llegan las olimpiadas pues genial pero que no hayan podido los miedos ni la vaguería. Pero más a nivel personal, saber cuidar de la gente que me rodea, ayudar y darme a los demás, me gustaría hacer algo más enfocado a los demás, ser un referente en el estilo de vida. Al final en el deporte eres algo pasajero y siempre llegará alguien mejor que tú.
Llegar hasta donde has llegado ¿ha sido una carrera de obstáculos o los 100 metros lisos?
¡De obstáculos! perseguir un sueño nunca es fácil, y menos en este deporte. El atletismo es muy sacrificado, hay que renunciar a cosas muy buenas por otras que también lo son. No es solo luchar en cada entrenamiento, sino que también está el llamado entrenamiento oculto, que se da en el día a día, donde tienes que cuidar pequeños detalles, la alimentación, el sueño… y muchas veces tienes que renunciar a salir con amigas, viajes… y eso al fin y al cabo cuesta, pero hay que ver el lado bueno y que todo sacrificio merece la pena. Respecto a las lesiones, de momento he tenido la suerte de no tener ninguna, pero sé que es parte del camino y espero saber afrontarlo.
¿Qué valores aprendiste en el colegio qué te han ayudado a conseguir tus triunfos?
Especialmente tres valores: obediencia, compañerismo y esfuerzo.
Con obediencia me refiero al respeto a la autoridad, es decir, seguir lo que me aconsejan las profesoras y saber que lo que buscan siempre será lo mejor para mí, esto se ve reflejado en el respeto al entrenador, a la hora de acoger los entrenamientos y los consejos sin poner pegas.
Compañerismo, ya que del colegio me llevo muchas amistades, que siempre nos intentamos apoyar entre nosotras, buscando lo mejor para cada una y pensando en los que nos rodean. No solo buscar el propio éxito sino tratar de ayudar e intentar ser lo mejor posible, no solo por ti misma sino junto a tus compañeras.
Y, por último, esfuerzo, por terminar bien el trabajo y no dejarlo nunca a medias, organizarme y valorar cada minuto. Aunque tampoco me olvido de que ahí aprendí a apoyarte en Dios y ofrecerle cada entreno y cada carrera.
La verdad es que fue una etapa muy bonita con increíbles momentos, que se acaba echando mucho de menos. Pero no solo me llevo muchos recuerdos sino también increíbles personas, tuve mucha suerte con mi clase, siempre me apoyaron con todo. Hicimos una gran familia, a la que agradezco mucho.