Sale la Cruz de Mayo del Colegio Tabladilla y el centro de la ciudad está tomado por familias y muchas personas que se deciden a acompañarla.
Más de 300 alumnos formaban parte del cortejo
Los alumnos y alumnas de 3º Infantil del Colegio Entreolivos se estrenaban en la procesión con pequeñas cruces de madera a modo de bastón. Mientras, los alumnos de Primaria portaban sus cirios, deseando que anocheciera para prender las mechas. Poniendo orden en el cortejo, tomaban muy en serio su papel los alumnos de Secundaria.
El convento de Santa Inés fue, un año más el punto de partida. Allí las hermanas clarisas esperan cada año esta cita con la ilusión de ver su atrio tomado por niños.
El paso avanzaba por las estrechas callejuelas del centro a la voz de sus capataces, dando órdenes a la diligente cuadrilla de costaleros. Son sesenta alumni y alumnos que se turnan en las cinco trabajaderas. A sus espaldas llevan las necesidades de familias y alumnos que van siendo recordadas al golpe de martillo en cada levantá.
La estación al convento del Santo Ángel marcaba el camino de regreso, que volvió a dejar estampas para el recuerdo como la tradicional petalada o la parada frente a las Hermanas de la Cruz. Entre otras personalidades, acompañaron al cortejo la concejal del Distrito Casco Antiguo del Ayuntamiento de Sevilla, María Amidea Navarro.
Una tradición recuperada que es punto de encuentro familiar
Con esta salida procesional se cumplían diez años desde que saliera a la calle la primera Cruz de Mayo del Colegio Tabladilla. Corría el año 2014 cuando varios alumnos de Bachillerato– Antonio León, Paco Gaviño y Gonzalo Pereda – propusieron recuperar una tradición que tenían los niños en Sevilla y que poco a poco se estaba perdiendo: sacar a la calle con un paso con la Cruz de Mayo.
Rápidamente contagiaron con su entusiasmo a profesores, padres y alumnos compañeros. En tiempo récord consiguieron hacerse con un paso -prestado por el Centro Cívico de Sevilla Este- y organizaron la cuadrilla. Su primera salida tuvo la anecdótica salida y entrada desde la céntrica casa de un profesor del colegio. La acogida fue tan buena que al año siguiente ya tenían paso propio, el acompañamiento de una banda de música profesional y la salida y entrada en un templo santo, el convento de Santa Inés.
Apenas podían imaginar que una década después, la Cruz de Mayo del Colegio Tabladilla se iba a convertir en un reencuentro multitudinario de familias cuyos hijos estudian actualmente en el Colegio Tabladilla o que han terminado su etapa escolar.
